El regreso de la momia
¡Ay, Dios!, España escarba entre sus ilustres muertos como quien busca tesoros con un detector de metales. Interrumpen el sueño eterno de Salvador Dalí porque una taorista, que aquí entre nos, nos luce, además de ser una aventurera, un poquitín tostada, con pretensiones de heredar el 25% de la herencia que el pintor surrealista cedió al Estado Español. La profanación de tumbas ilustres no es cosa nueva en España. Se ha comprobado que el morbo vende. Y desenterrar a un ilustre triplica el turismo veraniego en el hermoso país. Téngase en cuenta que España es el tercer país del mundo más visitado después de Francia y EEUU. Seguimos. La exhumación más insólita, la que se llevó en los cachos la virginidad de esta aberrante práctica mercantilista, ocurrió la primavera del 2015, en el mundo y en el Barrio de las Letras, cuando (y con pretexto) del cuarto centenario del fallecimiento del creador de Don Quijote, los huesos de Miguel de Cervantes fueron removidos de su sepulcro en el Convento de las Trinitarias donde Cervantes pidió manifiestamente su deseo de guardar el reposo eterno, esto con el cuento de construirle una tumba acorde con su genio y figura. Cosas veredes, Sancho, diría el caballero de la triste figura.
Y así, con el macabro subido, se llevó a cabo la exhumación de Dalí, ante un despliegue propagandístico que lleva meses anunciándose por todos los medios de comunicación. Hordas de turistas llegados de todos los rincones del mundo coparon los alrededores del museo, incluso otros pasaron la noche para presenciar en primera fila el regreso de la momia. Suena feísimo, pero lo más feísimo, horroroso, en el bochornoso desenterramiento, es la entusiasta explicación detallada de un representante del museo que se contó entre los seis privilegiados que pudieron observar y constatar el estado de la momia. Quitado el gran peso de encima, la momia emergió al mundo de los vivos: ¡Fue emocionante! Está igualito: los mismos bigotes y en su clásica postura de las 10 y 10, exclamó el representante de la Fundación, pasando a describir en detalle, el descuartizamiento, esto es, los forenses extrajeron muestras de pelo, bigote, uñas, dientes y muelas, y dos huesos largos -suponemos la tibia y el peroné. Macabro. Mientras los forenses jurungaban la momia -escisión que duró cuatro unas horas-, a las afueras del Museo, los periodistas (llegados en volandas desde todos los rincones del mundo) se la pasaron bomba con entrevistas a los presentes:
– ¿Dígame, ¿Doña Concha, cree que el ADN dará positivo, que Pilar es hija de Salvador Dalí?
-Hijo mío, Dalí era impotente.
Pilar Martínez (61), que así se llama la tía demandante, dice que sus padres (Dalí y una doméstica) la engendraron en un fogoso polvo clandestino. Montada en el argumentado polvazo surrealista, la taorista de Girona introdujo demandas contra la Fundación Dalí y contra el Estado Español, heredero universal designado por Dalí. En consecuencia, el Juzgado de Primera Instancia de Madrid ordenó el ejecútese, esto es, romper el piso de la tumba del pintor en el Teatro Museo Dalí en Figuera, su ciudad natal. Los costes de esta insólita profanación cuestan una costosísima factura que corresponderá pagarla al que pierda el ADN.
Los resultados científicos serán dados a conocer el 19 de septiembre, cuando el juicio suba a los estrados del juez que lleva el caso. Dalí murió en España en 198 intestado de hijos, porque no los tuvo.
-Un muerto sin familiares es el ser humano más indefenso que existe, sentenció un tendero que lo conoció, a él y a Gala: Cada uno por su lado, cada quien con sus amantes. Los de Gala eran más guapos.