La escasez de comida, alta inflación, aumento de los precios de los productos alimenticios y bajos ingresos de la población han generado un problema dramático de nutrición en el país.
Al respeto, Susana Raffalli, asegura que en términos humanitarios estamos en una crisis alimentaria, que ha alcanzado un impacto expresado en un daño nutricional serio, por ejemplo: 12% aproximadamente de los niños que son evaluados en las jornadas de Caritas de Venezuela a nivel comunitario, padecen de desnutrición severa.
Raffalli es experta en Nutrición, Seguridad Alimentaria y Gestión del Riesgo de Desastres.
-¿Cuál es su análisis en relación a la desnutrición infantil en Venezuela?
-La situación muestra un incremento sostenido de la desnutrición (desnutrición aguda), que se expresa con delgadez de los niños y en algunos, es muy severa. Se manifiesta con acumulación de líquido (niños como hinchados de agua pero que en realidad está muy bajos de peso). Esta desnutrición se evalúa según el número de veces que el peso de un niño se desvía de su peso normal, para su estatura.
-Al desviarse una vez –explica- , es una desnutrición leve, a partir de una desviación de 2 veces, la desnutrición se evalúa como moderada o severa y pone al niño en alto riesgo de enfermarse y morir. Afectados por esta forma de desnutrición, moderada y severa, estamos viendo al 12% aproximadamente de los niños que son evaluados en las jornadas de Caritas a nivel comunitario.
-Los marcos internacionales –continúa Raffalli- para la evaluación de las crisis humanitarias, califican como una situación de severidad seria, cuando la desnutrición moderada y severa en menores de 5 años supera al 10%, por lo cual, en términos humanitarios estamos en una crisis alimentaria, que ha alcanzado un impacto expresado en un daño nutricional serio.
Denuncia que a nivel oficial, se desestiman estas cifras pues los marcos que usan las instituciones del Estado, solo dan como desnutridos los que tienen un déficit nutricional severo. Advierte que “esto es parte del problema, pues responder frente a un niño ya severamente desnutrido es muy tardío”.
-Pero no es solo la desnutrición severa la que estamos registrando, también tenemos evidencias de desnutrición crónica, es decir, niños que no solo han perdido peso, sino que muestran retardo en el crecimiento, expresado como baja estatura (talla baja).
-Estos son los niños que no mueren, que sobreviven a la desnutrición, pero que acumulan un déficit tan prolongado que le va afectando no solo su estatura, sino también su capacidad cognitiva, afectiva y metabólica. Cuando esto ocurre antes de los 2 años, es un daño para toda la vida, que se expresará con muchos rezagos. Afectados por este retardo en el crecimiento, estamos registrando sobre el 30% de los niños evaluados.
En cuanto a cifras, Raffalli precisa: “56% de niños con alguna forma de déficit nutricional. 12% de niños con desnutrición aguda moderada y severa, y 33% de desnutrición crónica (retardo del crecimiento o talla baja). Por ejemplo, la Dra. Ingrid Soto del Hospital JM de Los Ríos, que lleva Nutrición, estima que los ingresos por desnutrición severa se incrementaron en 267% desde 2016”.
-¿Se puede rescatar a un niño de una desnutrición severa?
-Las medidas que se deben tomar no son solo de rescate, hay que tomar medidas de protección entre los niños con desnutrición leve y moderada, para ponerlos bajo un esquema de suplementación nutricional, que evite que se desgasten más y muestren no solo un mayor riesgo de muerte, sino una sobrecarga del sistema de salud. Esto no se ha hecho, a los niños que se están detectando con desnutrición severa, el Estado le asigna una bolsa de CLAP, lo cual no solo es tardío sino terapéuticamente inapropiado.
-En el programa de Supervivencia Infantil de Caritas, los niños son protegidos con suplementos, desde que comienzan a deteriorarse y eso ha permitido que tengamos ahora más de 1.500 niños que se recuperaron o que no entraron en desnutrición severa, a pesar que la crisis del país se agudizó.
-Ese es el sentido de la acción humanitaria, evitar daño y sufrimiento y proteger la vida. Al no hacerlo, los niños se enfermarán más, representarán una gran carga para el sistema de salud y tendrán alto riesgo de muerte. Las consecuencias exceden lo puramente alimentario. La desnutrición determina también deserción escolar y bajo rendimiento escolar, entre niños.
-Ahora bien, sí se puede rescatar a un niño de la desnutrición aguda, incluso si es severa, se puede tener una recuperación en unas 6 semanas con los alimentos terapéuticos adecuados, que no tenemos en el país. La desnutrición crónica, acumulada, si no tiene recuperación en los contextos como el de Venezuela.
-El período de mayor vulnerabilidad nutricional son los primeros 1.000 días de vida (9 meses de gestación y los 2 primeros años). Luego vuelven a ser muy vulnerables los adolescentes y las embarazadas, -advierte Raffalli.
Foto Archivo Zeta