El 3 de julio de 2017 -mañana lunes- está destinado a ser un día histórico que las próximas generaciones de venezolanos celebrarán con alborozo si las generaciones hoy activas no lo ahogan en un pantano de incomprensión y ligereza.
En rol de líder chavista, Vladimir Padrino trata de excusar la destrucción de Venezuela perpetrada por su partido como una demolición necesaria para sobre las ruinas construir la patria socialista.
La agresividad de Nicolás Maduro es manifestación característica de la fatiga extrema que anonada a los tiranos cuando, como inevitablemente ocurre, el santo se les voltea.