Sanciones dadas por EE.UU, Canadá y la UE son contra los corruptos y violadores de los DD.HH

Las sanciones impuestas por EE.UU, Canadá y la Unión Europea no son contra el pueblo. Son dirigidas en persona contra los corruptos y violadores de los derechos humanos, explica el diplomático de carrera Gerson Revanales.

Definitivamente, el Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores no entiende el porqué de las medidas sancionatorias de la Unión Europea (UE) en contra del gobierno prohibiendo la venta de armas; la financiación de equipos militares, la asistencia técnica, servicios de corretaje y prohibiciones a personas o entidades señaladas de violar los derechos humanos o actos de represión contra la sociedad civil y la oposición de viajar a territorio europeo, así como la congelación de sus activos, que es quizás lo que más les duela.

A diferencia de Estados Unidos y Canadá, la UE adoptó medidas financieras directas contra Maduro y varios de sus funcionarios, por lo cual no es como dice Maduro y compañía, ni el Sr. canciller cuando pregunta: «¿En qué ayuda eso al diálogo? ¿En qué ayuda a Venezuela? ¿En qué ayuda al pueblo? No, señor Ministro. Las sanciones son contra su patrón y todos aquellos que han robado o atentan contra la democracia y el Estado de Derecho.

El Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores como colega internacionalista sabe que ni convites con el honorable cuerpo diplomático para reprimirle por las medidas tomadas por la Unión, ni saraos con el más alto gobierno van a cambiar la decisión de la UE de imponer unas sanciones que colocan al gobierno en una situación extremamente complicada, en momentos en que se encuentra en el vértice de una operación tenaza conformada, de un lado por sectores financieros presionado por el pago de sus acreencia y, por otro, de una alianza política para restituir la democracia en la patria de Simón Bolívar, quien nunca pensó que su nombre sería utilizado para disfrazar una dictadura.

Uno de los errores estratégicos de Chávez y Maduro fue internacionalizar el conflicto en Venezuela. El haber pensado que replantear el escenario de Cuba en los 60 con la crisis de los misiles o haberse cobijado como un polluelo bajo el ala de Rusia y China, creyendo que era posible reeditar el conflicto este-oeste de la guerra fría en un mundo globalizado, donde la democracia y los derechos humanos son parte de la agenda multilateral.

Esta semana ha sido muy dura para el gobierno: por un lado la declaratoria de “default” por algunas agencias financieras; por otro, en la  ONU, se trató y analizó bajo la “Fórmula Arria” la situación en Venezuela El único responsable de esta situación es Maduro al haberse burlado de los buenos oficios del Vaticano y de las gestiones de facilitación de varios exjefes de Estado; y, por otro, en la OEA se realizará esta semana una tercera ronda para determinar, “si el caso de Venezuela debe ser remitido a la Corte Penal Internacional, lo cual coloca al gobierno a las puertas del banquillo de los acusados si no hay una firme rectificación de convenir en los tres puntos pétreos de una negociación: libertad de los presos políticos, respeto a la Asamblea Nacional y la Constitución y solución a la crisis humanitaria; sino, no hay vuelta atrás y continuará la presión internacional.