Mariano Jabonero. FOTO: El País

Entrevista a Mariano Jabonero, Secretario General de la OEI

Se acerca el final de un año electoral importante en América Latina, que deja importantes cambios de gobierno en la región y por tanto, cambios en las políticas públicas y de integración de la región. Para profundizar sobre este último tema, hemos conversado en exclusiva con Mariano Jabonero, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con sede en Madrid.

La OEI cumplirá 70 años en 2019 y hemos querido conocer el balance que hace su Secretario General del trabajo que han venido realizando desde la Organización. «Yo creo que el balance más positivo ha sido la permanencia en el tiempo, porque un proyecto que se ha mantenido durante 70 años y ha crecido sistemáticamente, es muy favorable de presencia y de capacidad de diálogo en la región. También ha sido muy positivo que la OEI se ha hecho muy americana, es decir, que ha tenido y tiene mucha presencia en la región. Otra cosa positiva es que siempre hemos sido un espacio donde se ha podido hablar de educación en común, de cultura, de cooperación, ha habido una relación de igualdad entre los países para trabajar proyectos de manera conjunta y eso es algo muy importante y una dificultad ha sido que la OEI sufrió la crisis del modelo de cooperación norte-sur: había unos países que donaban dinero y unos países que recogían esos fondos y hacían cooperación y ese modelo entró en crisis hace unos años y eso supuso demostrar eso de que cuando hay una crisis hay una oportunidad», ha asegurado.

La OEI este año está haciendo una fuerte apuesta por la defensa de los DDHH, la creación de co-ciudadanía y la profundización de los valores democráticos en la región. Para entrar en este tema, hemos conversado con el Secretario General sobre la dificultad que pueden representar, para este objetivo, los modelos totalitarios que aún persisten en América Latina.

«Es muy sencillo: hay que mantener los principios fundamentales que animan los DDHH, que es un código de conducta ético-político que está acordado por todos los países y que la OEI tiene que apoyar y es lo que hacemos. En estos momentos se están planteando situaciones alarmantes en algunos países. Y debemos mantener un criterio firme y claro. Si la Declaración Universal de los DDHH establece que cualquier ser humano tiene derecho a migrar dentro y fuera de su país, pues no debe haber nadie que lo limite, el derecho a la migración tendrá que ser regulado, por su puesto, pero es un derecho fundamental, como el derecho a la educación, el derecho a la libertad de expresión y de esos derechos fundamentales y la OEI no se va a mover de ahí, no puede moverse. Porque la cooperación es un acto solidario entre iguales y si rompemos las reglas de equidad, perderíamos sentido», explicó.

Construyendo un lenguaje para la democracia

«Ha habido una pérdida educativa de todo lo que son los valores democráticos, los DDHH, la ciudadanía y las libertades, producto de una cierta moda -para algunos- de que para algunos lo importante de  la educación es utilizar no se qué dispositivo tecnológico que producía muy buenos efectos en los chicos, pero al final nuestras sociedades están sufriendo un pérdida de valores de solidaridad, democracia, ciudadanía y libertad.  Lo que se llama la trampa de la clase media en América Latina, es que ha habido millones de personas que han salido de la pobreza y han pasado a formar parte de una clase media baja, pero que no ha encontrado mayor bienestar en esa clase, dado que las oportunidades de empleo siguen siendo malas y precarias, la economía sigue siendo muy volátil, la delincuencia sigue siendo un problema muy grave y la corrupción está generalizada. Así que la escuela tiene que generar un lenguaje, un discurso y una intención decidida de trabajar en favor de este tipo de valores que al final son los que configuran lo que es el bienestar ciudadano. En otras palabras, hay que combinar la formación académica y profesional con la formación ética y moral«, ha insistido Jabonero.

Por otro lado, hemos conversado sobre la asignatura pendiente de América Latina, que es el proceso de integración. «La Integración latinoamericana es un tópico que viene de los libertadores -Miranda, Bolívar, Martí- y siempre ha sido una región que se ha construido pensando que habría una «Patria Grande», mucho mayor que la nacional y eso ha sido una idea recurrente en todas las políticas públicas en América Latina. Los últimos años ha habidos intentos de procesos de integración regional y sub-regional que no han cuajado porque han estado sometidos a ciertos líderes. En este momento quedan tres procesos de integración con cierta vitalidad, que son MERCOSUR -con menos vitalidad que en los años 90- el SICA, que quizás sea el que funcione un poco mejor y por otro lado la Alianza del Pacífico que es una unión aduanera, no política, es una cuestión de aranceles, pero todo lo demás -ALBA, UNASUR, etc- no han funcionado correctamente porque se han planteado como estrategias fundamentalmente políticas», explicó.

«En el siglo XX, en Europa, se vivieron grandes utopías políticas, que fueron causa de grandes fracasos y masacres políticas. Se pensó que, en cierta forma, estas utopías políticas podían articular la sociedad europea, de una forma u otra, con dictaduras o gobiernos únicos, pero eso no funcionó y trajo como consecuencia grandes desastres. Sin embargo, lo que fueron los proyectos culturales europeos que hoy en día persisten. Si en este momento a Europa le unifica algo es la cultura y la educación. Y vuelvo al argumento inicial que es que si a América Latina le puede unificar algo es la cultura y la educación. Los instrumentos políticos pueden funcionar bien o mal en la medida que no sean objeto de confrontación, porque al final esa confrontación, en un mundo globalizado no tiene sentido», insistió.

Finalmente, Jabonero ha enviado un mensaje a toda la comunidad de iberoamericanos que estamos por el mundo: «El reto de la comunidad es ser una verdadera comunidad: integrada, con mayor peso interno y externo y hacer una verdadera apuesta, por fin, por la educación y la cultura. Somos una región con una riqueza cultural muy fuerte en música, teatro, artes plásticas, gastronomía y tenemos un gran potencial en ese sentido. Somos la comunidad bilingüe más grande del mundo (español y portugués) y la región más rica del mundo. Entonces, tenemos conocimiento, riqueza y diversidad cultural, de verdad que lo tenemos fácil, teóricamente, si trabajamos en una verdadera integración, nuestra situación de peso político y económico puede ser muy notable», finalizó.