Por FERNANDO LUIS EGAÑA
El bochorno inaceptable del asalto al Congreso de Estados Unidos a instancias de Trump, se queda pálido ante el bochorno continuado del asalto a Venezuela por parte de la hegemonía roja. El mundo está pendiente de aquello y no de ésto, y eso puede enzañar más a los mandoneros del poder en contra del conjunto de la nación.
El oficialismo buscaba ganar tiempo para el continuismo a través de su fraudulenta Asamblea. Por cierto que no debe pasar inadvertido el que el señor Cabello haya pasado a un segundo plano. ¿Qué significa esto? No lo sabemos todavía.
Por otra parte, el planteamiento de la continuidad de la Asamblea presidida por Guaidó, entra en una situación inestable. En particular con respecto a la presidencia interina de la República. No hay una posición uniforme y la política de Washington y de la Unión Europea serán decisivas.
No parecen auspiciosas las perspectivas en esta delicada materia, sobre todo por las denuncias de manejos indebidos de fondos públicos. Las controversias internas de la oposición política venezolana, tampoco ayudan en lo más mínimo a la proyección de una alternativa sólida y creíble, a ese horror que es la hegemonía roja y sus periferias.
Mientras tanto, en medio del impuesto continuismo y la azarosa continuidad, el pueblo venezolano padece lo indecible para sobrevivir. Lo que se necesita es un cambio de raíz. Un cambio radical. Luchemos para que así sea.